Es algo que me sucede relativamente seguido.
Es algo que nunca le conté a la vieja, tal vez para no preocuparla. Pero es algo que me costó varias relaciones, canas, arrugas, lágrimas, y que me sucede de maneras erráticas.
En mi caso, las crisis se desencadenan de maneras improvistas.
Y cuando sucede, mi mundo se derrumba. Todo se viene abajo. Nada tiene salvación, y en lo que me respecta, siento que el planeta entero podria explotar en el minuto que sigue, que no me importaría.
En estas situaciones, no es que estoy triste o eufórico; estoy simplemente perdido, sin emoción alguna. Un desgano terrible se apodera de mi.
Y tengo solo una cura conocida; crear. Las veces que salí mejor del asunto fueron cuando decidí empezar a escribir un libro nuevo, a armar algo con Lego, a pensar en algun nuevo software, algo así. Tengo que empezar a pensar en algo distinto, en sacar de adentro mío algo nuevo. No entiendo bien como sucede esto, pero al menos hasta ahora, funciona.
Pido disculpas a quienes me rodean en esos momentos. Es como si no fuese yo. En particular, le pido perdón a Claudia.
Es como si hubiese algo dentro de mí que pide salir, a gritos, pero no sé que es, o como dejarlo irse.