Primavera

Historias largas, pesadas, combinandose y dejandose llevar sin mas sentido. Dias identicos, grises, frios. El calor artificial de una frazada, o de un radiador, y la diaria gilada sin sentido.

Arboles pelados, sin hoja ni capullo; aire sin abejorros ni pichones, sin aromas y sin alegria. Ausencias. Miradas frias, gente lejana e histerica, calles deserticas dignas de Oesterheld. Nieve en las calles, demasiada nieve. Hasta el hartazgo.

Y nada en el horizonte, ni sol ni cambios. Vivir en un lugar estatico enfria los sentidos, vacia el alma de sentimientos, te deja sin ganas de seguir. El esfuerzo necesario para el aguante es enorme, y a medida que pasa el tiempo se vuelve mas dificil de mantener la frente alta. El frio quema los ojos.

Entonces, un rayo de sol. La temperatura sube, el aire se puebla de los primeros aromas de la vida y la compañia. Las cosas de la vida diaria toman un matiz insospechadamente interesante, simple, sincero. Los perfumes se sienten fuerte cuando se despiertan los sentidos. La piel se suaviza, el sol vuelve a quemar los ojos, y uno no quisiera ser tan poco cortes como para dejar pasar el momento sin acompañar el movimiento.

Si hay despertar, que haya para todos. Incluso para uno, que se refugio dentro de una carcaza durante un par de años.

Y el despertar incluye esa caricia negada (hacia uno y hacia los demas) durante un tiempo demasiado largo. Y esa caricia te remite a recuerdos lejanos, algunos lindos y otros menos, donde tus sueños se transforman en recuerdos de lo que no fue. Donde lo vivido se transformo en escudo para evitar nuevas estafas, y donde la tristeza se transformo en parte de la naturaleza diaria.

Hay fuerzas mas potentes de lo que uno cree.

Fue un largo invierno, tanto adentro como afuera de mi corazon.